Los ajos son un alimento fundamental en nuestra dieta. Además, es muy popular por la cantidad de beneficios y propiedades que nos aporta, considerado incluso un súper alimento. Imprescindible para dar más sabor a infinidad de recetas y el gran protagonista de muchas otras. Este humilde ingrediente ya era conocido, tanto por su valor gastronómico como por sus propiedades medicinales, por civilizaciones como la romana o la egipcia. Y es que el ajo cuenta con siglos y siglos de historia. Y hoy, queremos conocer la historia del ajo a fondo, e intentar llegar al origen de este riquísimo alimento.
Pero antes de entrar en materia, aunque sin duda, todos lo conocemos, vamos a ver qué es.
Los ajos son el bulbo de la planta Allium Sartivum, familia de la cebolla, el puerro, el cebollino… Actualmente es conocido a nivel mundial, y muy apreciado en todas las gastronomías.
La cabeza del ajo, como se conoce popularmente, está formada por varios gajos, o dientes, normalmente de color blanco, aunque depende de la variedad. Pues existen multitud de variedades de esta planta, dando lugar a diferentes tipos de ajos.
Además, es un alimento conocido por sus propiedades, pues nos aporta multitud de beneficios y es muy saludable. Sobre todas las propiedades con las que cuenta, sin duda destaca su capacidad antiséptica, antimicótica y antibiótica, entre otras.
Por ello, es un gran alimento para incluirlo en nuestra dieta de forma regular.
Historia del Ajo, ¿Dónde se originó?
Aunque el origen exacto del ajo no se conoce con certeza, debido a que cuenta con miles de años de historia, lo que sí sabemos es que proviene de Asia Central. Allí se cultivaba hace más de 6.000 años una especie de ajo de la cual derivó el Allium Sativium; la cual conocemos en la actualidad como ajo común. La variedad asiática se extendió rápidamente por la India, llegando también a Grecia y Egipto, donde se utilizaba como energético natural para los esclavos que construían las pirámides.
Pero volviendo a Asia, donde comenzó el cultivo de este maravilloso alimento, el ajo aparece en textos médicos muy antiguos. Pues era utilizado por sus propiedades curativas por las tres antiguas tradiciones médicas de Asia: la TIBBI, Unani y Auryvedic. También se le atribuían propiedades místicas, pues se creía que alejaba a los malos espíritus. Un mito ligado al ajo que ha perdurado también durante siglos, pues años más tarde se convirtió en una especie de repelente de vampiros.
También era utilizado como conservante natural. Pues hacían elaboraciones y aceites con el ajo que les permitía conservar diferentes alimentos durante largos periodos de tiempo.
Su expansión desde Asia por las rutas del Mar Mediterráneo
De Asia llegó a la India alrededor del siglo VI a.C. También se expandió por Egipto, donde se ha descubierto su presencia en pirámides y templos egipcios. Pues a los esclavos egipcios los obligaban a comer ajos para que tuvieran la fuerza suficiente para cagar los enormes bloques de piedra con los cuales construían las pirámides. Consideraban, al igual que muchas otras culturas, que los ajos aportaban un extra de fuerza y energía a quienes lo consumían.
En la antigua Grecia, al igual que en Asia, el ajo era utilizado por sus poderes curativos, pero también se creía que tenía poderes mágicos. Pues para los egipcios, la cabeza del ajo representaba el mundo, siendo los dientes el sistema solar. Comerlo simbolizaba la unión de las personas con el universo.
En Roma y Grecia, hacían a los soldados comer ajos antes y durante las batallas, pues consideraban que otorgaba más fuerza y energía a los soldados.
La historia del ajo desde Europa a América
Finalmente el ajo llegaría a Europa de la mano de los romanos, donde rápidamente se convirtió en un ingrediente principal de la dieta mediterránea. Algo que se ha mantenido hasta nuestros días, pero no durante toda su historia el ajo ha contado con la misma fama. Pues en la Edad Media, a pesar de que se utilizaba como remedio natural para tratar epidemias y pestes, fue considerado un alimento de las clases más bajas, debido a su olor. También lo utilizaban como antiparasitario y antifúngico. Por todo ello, las clases más altas asociaban el ajo a las personas con menos recursos, y también creían que estaba ligado con la brujería, por lo que no lo consumían.
Finalmente, el ajo llega al nuevo continente. De la mano de los españoles llegó a América, donde también fue rápidamente aceptado. Y es que algo debe tener este alimento cuando en todos los lugares del mundo ha mantenido la fama que le precede durante siglos y siglos de historia. Pues en Estados Unidos, en la actualidad, se celebra incluso en Festival del Ajo. Este festival se celebra en California, el último fin de semana de Julio.
El estudio de las propiedades medicinales del ajo
Aunque desde hace siglos ya se conocían innumerables beneficios del ajo, era utilizado por diferentes culturas con fines medicinales y existen remedios naturales con siglos de antigüedad, en 1958 se verifican muchas de sus propiedades. Gracias a Louis Pasteur, quien centró muchos de sus estudios en comprobar las propiedades antisépticas del ajo, certificando finalmente su capacidad antibiótica, antiviral y antifúngica natural.
Como ves, el ajo es un alimento con mucha historia. Conocido por multitud de civilizaciones distintas, siempre ha girado en torno a él un gran misticismo.
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Increíble la de siglos que lleva este alimento con nosotros, y siempre conocido por sus propiedades medicinales, muy buen artículo
Muy curioso el artículo, no sabía que el ajo se había utilizado durante tantísimo tiempo